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Blog Ministerios En Conquista

Nacidos para vencer

INTRODUCCIÓN Y SITUACIÓN

 

En este nuevo tema nuestro objetivo será dar respuestas a las carencias, debilidades y aflicciones del alma, donde tenemos la voluntad, la mente y las emociones o sentimientos.

 

Estas son las áreas de nuestro ser mas atacadas por el diablo, a través del sistema de este mundo, y las debilidades de la carne.

 

Es importante comprender qué es el sistema del mundo, quién lo dirige y cómo actúa sobre el ser humano.

 

EL SISTEMA DE ESTE MUNDO. DEFINICIÓN

Vencer-copia-1.jpgEl diablo es el príncipe de este mundo (Jn.14:30); y ha diseñado un sistema perverso, en colaboración con el hombre desobediente (Ef.2:2), para atrapar el alma, estrangular el espíritu y la comunión con Dios y destruir el cuerpo. ¿Cómo lo hace? Tendiendo lazos y trampas al alma del hombre, aprovechando la oscuridad de los pueblos –por la idolatría- y engañando (2Co.4:4).

 

“Los que buscan mi vida (alma) arman lazos”  (Sal.38:12).

 

¿CÓMO  VENCEREMOS?

 

Por el inconformismo hacia el mundo.

 

“No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta” (Ro.12:2)

 

Por el inconformismo hacia los deseos carnales. 

 

“Como hijos obedientes no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia...” (1P.1:14) “Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales que batallan contra el alma” (1P.2:11).

 

Escapando y huyendo.

 

 “...habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencias” “los que verdaderamente habían huido de los que viven en error... habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo...” (2P.1:4 y 2:18-20). “Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor”  (2 Tim.2:22).

 

Aferrándonos al Nombre de Jesús.

 

  “¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?” (1Jn.5:5). “Torre fuerte es el nombre de Jehová; a él correrá el justo, y será levantado”  (Pr.18:10).  Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores; se rompió el lazo, y escapamos nosotros. Nuestro socorro está en el nombre de Jehová, que hizo el cielo y la tierra”  (Sal.124:7-8).


COMO VENCER LA INDIFERENCIA

 

Definir el concepto. ¿Qué es la indiferencia?  Es un estado de ánimo no determinado. Es una actitud vacilante, sin determinación. No combatir. Que no prefiere una cosa a otra. Es una falta de compromiso y responsabilidad que abarca a todas las esferas de la vida en sociedad: Familiar, laboral, estudiantil, en lo moral y eclesial (la dinámica, visión, de una iglesia local). La insumisión es un ejemplo claro de una sociedad indiferente a los intereses globales de una nación. Es la “cultura del pasotismo, la litrona y la rebeldía silenciosa”. Este virus de la indiferencia ha invadido nuestra sociedad actual de una forma alarmante. Los sistemas del mundo de hoy contienen una gran dosis de indiferencia y apatía que debemos combatir.

DERROTANDO LA INDIFERENCIA

 

La Biblia dice que hemos escapado de las contaminaciones de este mundo por el conocimiento del Señor; por tanto, no nos enredemos otra vez en ellas.

 

“Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero”  (2Pedro,2:20).


COMO VENCER LA PASIVIDAD

 

Definir el concepto. ¿Qué es la pasividad?

Es un estado de ánimo sin acción. Una paralización del esfuerzo y el interés. Es no cooperar. Permite que los demás actúen sin hacer nada. Es un espíritu de somnolencia que adormece el alma. Es la anestesia de este mundo que roba la energía del ser humano. Esta influencia ha penetrado profundamente en la iglesia occidental de nuestro tiempo. Creo que está contribuyendo a ello el énfasis desproporcionado y desequilibrado que se le está dando al retorno de Jesús.

La esperanza cierta y gloriosa de la segunda venida de Jesús es maravillosa y la iglesia debe mantenerla activada continuamente, pero el desequilibrio se produce cuando tomamos esa verdad del Retorno como una vía de escape para eludir nuestras responsabilidades como hijo de Dios de ser luz y sal de la tierra, anunciando su evangelio y mantener una vida de firmeza frente al pecado. Pablo tuvo que poner orden en la iglesia de Tesalónica al respecto. Esto es lo que les dice:

 

Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos, que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis, ni por espíritu, ni por palabra, ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca. Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición...

 

Pero os ordenamos, hermanos, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que os apartéis de todo hermano que ande desordenadamente, y no según la enseñanza que recibisteis de nosotros. Porque vosotros mismos sabéis de qué manera debéis imitarnos; pues nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros; no porque no tuviésemos derecho, sino por daros nosotros mismos un ejemplo para que nos imitaseis.

Porque también cuando estábamos con vosotros, os ordenábamos esto: Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma. Porque oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno.

A los tales mandamos y exhortamos por nuestro Señor Jesucristo, que trabajando sosegadamente, coman su propio pan. Y vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien. Si alguno no obedece a lo que decimos por medio de esta carta, a ése señaladlo, y no os juntéis con él, para que se avergüence. Mas no lo tengáis por enemigo, sino amonestadle como a hermano” (2Tesalonicenses, 2:1-3  y 3:6-15).

 

COMO VENCER LA PEREZA

 

La indiferencia conduce a la pasividad y ésta desemboca en la pereza.

 

Definir el concepto.  ¿Qué es la pereza?   Es el descuido en hacer las cosas que estamos obligados a realizar. Negligencia. Tardo, lento o pesado en el movimiento o en la acción. La pereza es uno de los grandes enemigos del hombre y su realización. Hay diferentes clases de pereza.  Normalmente pensamos que la pereza sólo tiene que ver con la persona que duerme mucho; pero hay otras manifestaciones de pereza.

 

Pereza mental: El que no quiere pensar.

Pereza sentimental: El que no expresa sus sentimientos naturales, no habla.

Pereza física: El que no quiere trabajar y el esfuerzo físico le abruma.

Pereza espiritual: El que no dedica tiempo a la oración, la meditación y el estudio de la palabra de Dios, no se congrega, no diezma, etc.

Primero. Derribar argumentos.  Mientras creemos una mentira (“no tengo tiempo”) todo el organismo actúa según esa mentira. Cuando destruimos el engaño y lo reemplazamos con la verdad (“todas las cosas tienen su tiempo debajo del sol”);  entonces el proceso a la victoria está en marcha.

 

Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta”  (2Corintios, 10:3-6).

 

Segundo.  Renovación de la mente.  La renovación nos da los pensamientos de Dios, y éstos, traen a nuestra vida su voluntad, su propósito y su plan pensado de antemano. Con este conocimiento la motivación se dispara y todo nuestro ser es estimulado a la acción.  No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”  (Romanos, 12:2).

 

 

Tercero.  Aplicarle disciplina personal.    Ésta nos ayuda a mantener el impulso inicial en una constante diaria. Ejemplo: Si necesitamos 7-8 horas para descansar y tenemos que levantarnos a las siete de la mañana, no debemos acostarnos mas tarde de las doce de la noche. La aplicación de la disciplina está mas en decidir cuando debemos ir a dormir que en levantarse por la mañana. Ganamos o perdemos la batalla por la noche no en la madrugada.

Pablo vivía esta disciplina personal de forma evidente cuando dijo:

 

¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible.

Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado”  (1Corintios,9:24-27).

 

La oración de Moisés se hace indispensable para vencer la pereza. “Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría”  (Sal.90:12)

 

COMO VENCER EL CONFORMISMO

 

 Definir el concepto. ¿Qué es el conformismo?    Viene de la palabra inglesa “confort”, que significa comodidad. Es una práctica que fácilmente nos lleva a adaptarnos a cualquier circunstancia. Es hacer concesiones, es decir, conceder el dominio a las circunstancias que nos rodean. Es una falta de combatividad que paraliza la búsqueda, la expectativa y la visión. Una pérdida de la ambición saludable. Es dar por sentada una vida y “vivir de las rentas”.

 

Este enemigo nos roba las iniciativas y nos hunde en un estado de ánimo mediocre, gris y egoísta, puesto que nos lleva a una actitud a la defensiva para guardar lo poco que tenemos. Nos roba, además, la entrega y la inversión de nuestra vida en el reino de Dios, para pudrirnos en el fango de la cobardía y el temor. Jesús dijo:

 

“El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará” (Juan, 12:25).

La respuesta es sencilla. Con el inconformismo; que no hay que confundirlo con la insatisfacción. En Cristo estamos satisfechos pero no somos conformistas, porque sabemos que hay mas y más áreas de profundidad y madurez en Jesús.

 

 “...para que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de Cristo, que excede a todo conocimiento, para que seáis llenos de toda la plenitud de Dios” (Efesios,3:17-19). 

 

“...No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto; si no que prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo Jesús. Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús”  (Filipenses,3:12-14).

 

COMO VENCER LA DEPRESIÓN

 

 


Definir el concepto. ¿Qué es la depresión?

Es un decaimiento del ánimo y de la voluntad. Un hundimiento interior. Es un sentimiento de vacío, soledad, melancolía, nostalgia y desgana. Una sensación de estar metido en un pozo oscuro sin notar el fondo ni ver la superficie. Es una especie de caída de los soportes que sostienen la actividad del alma. Es decir, como si hubieran aflojado las cuerdas que soportan la actividad emocional, intelectual y de la voluntad.

 

La depresión es un enemigo que está atrapando a muchas personas hoy, como consecuencia de una sociedad frenética y acelerada que conduce al hombre a un “sin-sentido” de tanta actividad. La reacción suele ser “soltar las amarras” y marchar a la deriva; o una rotura involuntaria con los mismos resultados.

 

DEPRESIÓN  PROFUNDA

 

Se produce cuando la persona se mantiene y permanece en el estado depresivo normal; cuando no existe una reacción rápida para salir de ella. Entonces el hundimiento interior se hace cada vez mayor, el pozo se estrecha y la opresión es asfixiante. Este nivel de depresión se origina en el interior de la persona y paraliza, no solo la actividad interna, sino también la externa. Es decir, el alma y el cuerpo. Sin embargo, aún en esta situación, de lo mas hondo del ser, puede brotar un clamor que atraviesa la oscuridad.


  “Mientras callé (confesión audible) se envejecieron mis huesos en

   mi gemir (un sonido interior sin palabras) todo el día...
Se volvió mi
verdor (vida dinámica) en sequedades (sin vitalidad) de verano.   (Salmo,32:3,4)

 

 

COMO  VENCER  LA  DEPRESIÓN  PROFUNDA

 

La Biblia nos muestra a personas relevantes atravesando en sus vidas tiempos de profunda depresión. Veamos algunos ejemplos.

 

El rey David Mientras callé, se envejecieron mis huesos en mi gemir todo el día. Porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; se volvió mi verdor en sequedades de verano. Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones a Jehová; y tú perdonaste la maldad de mi pecado” (Sal.32:3-5). 

 

El profeta Elias.  “Entonces envió Jezabel a Elías un mensajero, diciendo: Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos. Viendo, pues, el peligro, se levantó y se fue para salvar su vida, y vino a Beerseba, que está en Judá, y dejó allí a su criado.

 

Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres. Y echándose debajo del enebro, se quedó dormido; y he aquí luego un ángel le tocó, y le dijo: Levántate, come. Entonces él miró, y he aquí a su cabecera una torta cocida sobre las ascuas, y una vasija de agua; y comió y bebió, y volvió a dormirse. Y volviendo el ángel de Jehová la segunda vez, lo tocó, diciendo: Levántate y come, porque largo camino te resta. Se levantó, pues, y comió y bebió; y fortalecido con aquella comida caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios”  (1 Reyes,19:2-8).

 

El profeta Jeremias.

 “Me sedujiste, oh Jehová, y fui seducido; más fuerte fuiste que yo, y me venciste; cada día he sido escarnecido, cada cual se burla de mí. Porque cuantas veces hablo, doy voces, grito: Violencia y destrucción; porque la palabra de Jehová me ha sido para afrenta y escarnio cada día. Y dije: No me acordaré más de él, ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiente metido en mis huesos; traté de sufrirlo, y no pude. Porque oí la murmuración de muchos, temor de todas partes: Denunciad, denunciémosle.

 

Todos mis amigos miraban si claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos de él nuestra venganza. Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada. Oh Jehová de los ejércitos, que pruebas a los justos, que ves los pensamientos y el corazón, vea yo tu venganza de ellos; porque a ti he encomendado mi causa.

 

Cantad a Jehová, load a Jehová; porque ha librado el alma del pobre de mano de los malignos. Maldito el día en que nací; el día en que mi madre me dio a luz no sea bendito. Maldito el hombre que dio nuevas a mi padre, diciendo: Hijo varón te ha nacido, haciéndole alegrarse así mucho. Y sea el tal hombre como las ciudades que asoló Jehová, y no se arrepintió; oiga gritos de mañana, y voces a mediodía, porque no me mató en el vientre, y mi madre me hubiera sido mi sepulcro, y su vientre embarazado para siempre. ¿Para qué salí del vientre? ¿Para ver trabajo y dolor, y que mis días se gastasen en afrenta?”

(Jeremias, 20:7-18).

 

Job.  Después de esto abrió Job su boca, y maldijo su día. Y exclamó Job, y dijo: Perezca el día en que yo nací, y la noche en que se dijo: Varón es concebido. Sea aquel día sombrío,  no cuide de él Dios desde arriba, ni claridad sobre él resplandezca. Aféenlo tinieblas y sombra de muerte; repose sobre él nublado, que lo haga horrible como día caliginoso.

Ocupe aquella noche la oscuridad; no sea contada entre los días del año, ni venga en el número de los meses. ¡Oh, que fuera aquella noche solitaria, Que no viniera canción alguna en ella!”  (Job,3:1-7).

El profeta Jonás.  “Pero Jonás se apesadumbró en extremo, y se enojó. Y oró a Jehová y dijo... te ruego que me quites la vida; porque mejor me es la muerte que la vida... Y el sol hirió a Jonás en la cabeza, y se desmayaba, y deseaba la muerte, diciendo: Mejor sería para mí la muerte que la vida...”  (Jonás, 4:1-11).

El apóstol Pablo en Corinto.  Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles. Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados. Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche: No temas, sino habla, y no calles; porque yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal, porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios” (Hechos, 18:5-11).

 

Jesús en Getsemaní.  Entonces llegó Jesús con ellos a un lugar que se llama Getsemaní, y dijo a sus discípulos: Sentaos aquí, entre tanto que voy allí y oro. Y tomando a Pedro, y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse en gran manera. Entonces Jesús les dijo: Mi alma está muy triste, hasta la muerte; quedaos aquí, y velad conmigo”  (Mateo,26:37-38).  “Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor reverente” (Hebreos, 5:7).

 

Además vemos que Jesús fue tentado en todo según nuestra semejanza, incluso en la depresión profunda.

 

“Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro” (Hebreos, 4:15-16).

 

Todas estas personas superaron las crisis profundas de sus vidas. Cada ejemplo de estos hombres nos enseña diferentes verdades para vencer la depresión. Las resumiremos en tres.

 

1. El arrepentimiento. 

Muchas depresiones son el resultado de pecados ocultos o inmoralidades secretas. La victoria está en el arrepentimiento de corazón. El salmista dijo:

 

“Mi pecado te declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: confesaré mis transgresiones a Jehová; y tu perdonaste la maldad de mi pecado” (Salmo,32:5).

 

2. Clamar a Dios con voz audible. 

 

Este clamor y oración pone en palabras el arrepentimiento sincero. Esta oración rompe la oscuridad y hace soltar al diablo el área donde nos tenía atrapados.

 

“Bendice, alma mía, a Jehová, y no olvides ninguno de sus beneficios... El es el que rescata del hoyo mi vida...”  (Salmo,103:4). “Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. Los que miraron a él fueron alumbrados, y sus rostros no fueron avergonzados. Este pobre clamó, y le oyó Jehová, y lo libró de todas sus angustias” (Salmo, 34:4-6). 

 

Hay ocasiones en que las fuerzas no dan ni para clamar a viva voz, pero sí podemos hacerlo desde lo hondo de  nuestro ser, como vimos antes.

 

“Mientras callé (confesión audible) se envejecieron mis huesos en mi gemir (un sonido interior sin palabras) todo el día... Se volvió mi verdor (vida dinámica) en sequedades (sin vitalidad) de verano”. (Salmo,32:3,4).

 

Este gemido procede de las profundidades del espíritu, donde no hay lenguaje, ni sonido, sino una expresión de nuestro espíritu al Espíritu de Dios. También habrá momentos cuando necesitaremos la ayuda de otras personas que oren por nosotros, especialmente con dones de liberación.

 

3.     La restauración del sentido de la vida. 

La depresión paraliza y confunde. La liberación nos devuelve el rumbo por donde debemos seguir y los objetivos que debemos alcanzar. La luz regresa y la verdad nos saca a la libertad.

 

 “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos” (Salmo,32:8).  

 

Purifícame con hisopo, y seré limpio; lávame, y será más blanco que la nieve. Hazme oír gozo y alegría, y se recrearán los huesos que has abatido. Esconde tu rostro de mis pecados, y borra todas mis maldades. Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí. No me eches de delante de ti, y no quites de mí tu santo Espíritu. Vuélveme el gozo de tu salvación, Y espíritu noble me sustente”  (Salmo,51:7-12). 

 

Después de pasar por el “valle de sombra de muerte” y haber salido en victoria, “...El mismo nos perfecciona, afirma, fortalece y establece. A Él sea la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”.  (1Pedro,5:10).

 

COMO VENCER EL NEGATIVISMO

 

Definir el concepto.  ¿Qué es el negativismo? 

 

Es una tendencia a oír, ver y hablar del lado oscuro y negativo de las cosas y de la vida. Es el resultado de un alma entenebrecida, en penumbra y oscuridad; que se desliza en la flojera y la pereza. Es pesimismo frente a los desafíos de la vida. Es una persona que no quiere intentar la lucha y se esconde detrás de argumentos derrotistas y fatalistas para justificarse a sí mismo. Es una derrota anticipada. Es incredulidad. Es pecado. 

 

Este mundo está diseñado por el negativismo, la negación y los argumentos que lo avalan. El diablo se encarga de que toda clase de información morbosa, cruel, de muerte y destrucción nos llegue continuamente, a través sobre todo de los medios de comunicación, para introducirnos a su reino de muerte y destrucción; perdiendo así de vista las buenas nuevas del Reino de Dios.

 

Se esconden las “buenas nuevas del evangelio que transforma la vida del ser humano”, y de esta forma el cuadro que tenemos delante es devastador y orientado a producir un pesimismo de por vida. Los niños aprenden primero a decir NO (negativo). Se necesita una reprogramación, una reconversión, un nacimiento de nuevo. Resumiendo. El diablo tiene un carácter negativo, por su parte el Hijo de Dios, Jesús, es positivo, creativo y dador de vida.

            

COMO  VENCER  EL  NEGATIVISMO 

 

La base está en haber nacido de nuevo, nacer de Dios, nacer de la palabra. El negativismo se derrota con el positivismo, es decir, con un SÍ. La vida cristiana comienza con un SÍ, positivo, a Jesús. Decir SÍ a Jesús y Su palabra es la clave para entrar en lo realmente positivo de la vida.

 

El apóstol Pedro fue llevado por el Maestro a una confesión renovada de su amor por Jesús.

 

“Cuando hubieron comido, Jesús dijo a Simón Pedro: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas más que éstos? Le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Él le dijo: Apacienta mis corderos. Volvió a decirle la segunda vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro le respondió: Sí, Señor; tú sabes que te amo. Le dijo: Pastorea mis ovejas. Le dijo la tercera vez: Simón, hijo de Jonás, ¿me amas? Pedro se entristeció de que le dijese la tercera vez: ¿Me amas? y le respondió: Señor, tú lo sabes todo; tú sabes que te amo. Jesús le dijo: Apacienta mis ovejas”  (Juan,21:15-17). 

 

Una vez que hemos dicho SÍ al Señor, debemos mantener nuestra confesión continuamente.

 

Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión (confesión)” (Hebreos 4:14).  

 

De la misma forma debemos saber decir NO al mundo, a la carne y al diablo.

 

·         “NO os conforméis a este mundo...” (Romanos, 12:2)

·         “NO satisfagáis los deseos de la carne...”  (Gálatas, 5:16)

·         “NO deis lugar al diablo...” (Efesios, 4:27)

 

Todo lo que viene de Dios es bueno y positivo para nuestras vidas. Santiago dice que “toda buena dádiva y todo don perfecto desciende de lo alto, del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza, ni sombra de variación” (Stg.1:17).  Y el apóstol Pablo nos ha dejado, por el Espíritu, una expresión altamente significativa para los que aman a Dios. “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados” (Romanos, 8:28).

 

·         Jesús es positivo                   La palabra de Dios es positiva

·         El Espíritu Santo es positivo           La fe de Dios es positiva

·         La gracia de Dios es positiva

 

Un cristiano lleno del Espíritu Santo mantiene una actitud positiva en la vida, porque a decidido obedecer a Dios. La fe en Dios está llena de posibilidades para sobreponernos al negativismo de este mundo incierto y destinado para el fuego. A pesar de las noticias desalentadoras que todos los días oímos y que mantienen a los hombres

 

 “desfalleciendo por el temor y la expectación de las cosas que sobrevendrán en la tierra; porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces verán al Hijo del Hombre, que vendrá en una nube con poder y gran gloria. Cuando estas cosas comiencen a suceder, erguios y levantad vuestra cabeza, porque vuestra redención está cerca” (Lucas, 21:25-28).

 

Aún en medio de esos desfallecimientos generalizados, el hijo de Dios tiene una esperanza de gloria de redención final y completa. La rebelión de Lucifer trajo el negativismo y la maldad a los hombres, pero la obediencia de Jesús nos ha dado una vida abundante para todo nuestro ser. Alabemos a Dios por ello y no nos dejemos atrapar por el destino funesto de los que aborrecen la luz, y gocémonos porque nuestro galardón es grande en los cielos.   <fin>


Autor: Virgilio Zaballos

 
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